Estamos hartos de escuchar o leer en los medios que la obesidad es una de las principales epidemias del siglo XXI. Sin embargo, lo cierto es que la Organización Mundial de la Salud estima que en el año 2015 habrá unos 2.000 millones de personas adultas con sobrepeso u obesidad.
Además, para darle más bombo si cabe al dato anterior, Steve Blair, doctor y profesor en la Universidad de Carolina del Sur, afirma que algunos obesos en buena forma física podrían estar más sanos que los delgados mal alimentados o que no hacen ningún tipo de ejercicio físico. Esta afirmación se basa en que la clave está en el índice de grasa y no en los kilos totales de cada individuo, que muchas veces puede verse influidos por la complexión
física individual. “Las personas de fisionomías más generosas tienen donde albergar el excedente, pero en el caso de las anatomías más escuetas, este va a parar a los órganos o arterias”. Esta grasa que va a la zona abdominal y a los órganos es lo que llamamos grasa visceral y es la grasa más peligrosa para la salud. Por tanto, a veces delgadez puede no ser sinónimo de salud, puede que una talla 38-40 no siempre implique un buen estado de salud si escondemos la grasa corporal en los lugares menos adecuados.
En el otro lado estarían los “falsos gordos” que aparentan tener sobrepeso pero sus niveles de grasa, en especial de grasa visceral, son más que adecuados y lo que tienen en realidad es una mayor masa muscular que les ayuda a estar más fuertes y a tener una mejor tasa metabólica. Afirma Steve Blair que “Hay obesos en forma que pueden estar más sanos que los delgados que no hacen ejercicio físico”. Además, la carencia de masa muscular de los delgados a largo plazo también puede acarrearles problemas de salud como problemas en los huesos, resistencia a la insulina etc.
Por tanto, lo ideal sería mantener unos niveles de masa grasa adecuados, hacer ejercicio periódicamente y llevar unos buenos hábitos alimentarios para cuidar nuestra salud a medio y largo plazo.
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