Si después de desayunar nuestro café con leche y tostadas notamos alguna molestia estomacal de forma habitual, probablemente estemos sufriendo una intolerancia a la lactosa, al gluten o una alergia a la proteína de la leche, sin ser conscientes de ello. De hecho, se confirma que cerca del 70% de los adultos españoles y 40% de los niños presentan cierta intolerancia a la lactosa.
La enzima que metaboliza la lactosa de la leche es la lactasa. Esta enzima se va agotando a lo largo de la vida y es posible que deje de procesar los productos lácteos.
El ser humano no está realmente acostumbrado a digerir la leche, ¿el motivo? Somos el único ser vivo que toma leche de otros mamíferos después de la lactancia materna. Por otro lado, el gluten, presente en el pan, la pasta, las galletas, etc. es otro causante de intolerancia. Esta proteína produce celiaquía, y si no se detecta puede afectar seriamente al aparato intestinal. 
Esta intolerancia puede tener también una base genética. Tanto si hay síntomas como si no, si una persona es diagnosticada de celiaquía mediante analítica se recomienda que los familiares de primer y segundo grado también se hagan la prueba. También existe otro elemento menos conocido: la histamina, que también produce intolerancia. La histamina se encuentra en alimentos como el marisco, el chocolate e incluso las espinacas. Las consecuencias de las intolerancias repercuten en nuestra salud a corto y a largo plazo, por lo que un diagnóstico a tiempo puede evitarnos un malestar digestivo e intestinal innecesario.
En el Instituto Médico Europeo de la Obesidad realizamos un Estudio de Intolerancias Alimenticias previo a todos los tratamientos nutricionales, y lo tenemos en cuenta a la hora de planificar la pauta nutricional del paciente, de esta forma conseguimos reducir las molestias a nivel intestinal, pesadez de estómago, flatulencia…. para que la dieta quede lo más personalizada posible.
En España, la Asociación de Intolerantes a la lactosa (Adilac) y la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), entre otras, desempeñan un destacado papel en la normalización de las alternativas para intolerantes. La mayoría de restaurantes todavía han de incluir indicaciones para que intolerantes de cualquier tipo puedan sentarse a la mesa con tranquilidad.
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