Es conocido el efecto positivo que tienen los probióticos sobre nuestra flora intestinal, ya que su consumo habitual ayuda a repoblar la microbiota intestinal y a mejorar nuestro tránsito. Sin embargo, existen otros efectos positivos, menos conocidos, sobre el sistema inmunitario y las infecciones que pueden ser tanto o más beneficiosos para nuestra salud.
Actualmente existe evidencia científica para recomendar el consumo de determinadas cepas para prevención y tratamiento de trastornos gastrointestinales derivados de gastroenteritis, consumo de antibióticos o intolerancia a la lactosa.
Sin embargo, podemos destacar otros ámbitos en los que pueden tener efectos positivos.
- Alergia: las evidencias son todavía débiles, pero se han visto en efectos positivos frente a rinitis alérgica con cepas de lactobacillus rhamnosus.
- Obesidad y trastorno metabólico: la suplementación con probióticos ha demostrado efectos positivos en la reducción del colesterol LDL en pacientes obesos y con hipercolesterolemia.
- Fibrosis quística: se ha visto una disminución en el número de crisis respiratorias, además de una mejoría en el estado respiratorio general y también en el peso de los pacientes en tratamiento con lactobacillus.
- Mastitis: el tratamiento de la mastititis producida por staphylococcus con lactobacillus ha demostrado ser eficaz frente a la imposibilidad de tratarla con antibióticos si se está intentando mantener la lactancia materna.
- Artritis: los pacientes con artritis reumatoide presentan un aumento de la permeabilidad intestinal secundaria a los procesos inflamatorios. Esto deriva en mayores trastornos digestivos y frecuentes intolerancias alimentarias. Los probióticos pueden ser de utilidad en la mejoría de estos síntomas digestivos y por tanto, para mejorar el estado general del paciente.
La intervención nutricional para el tratamiento de la microbiota intestinal, a través de probióticos, prebióticos y pautas nutricionales específicas puede generar beneficios potenciales en numerosos problemas de salud.
