La nutrición de los niños en edad preescolar y escolar está cada vez más en el ojo público. Esto es debido al grave incremento que, en este grupo, están teniendo enfermedades como el sobrepeso, la obesidad.
Uno de los principales problemas en cuanto a la nutrición de los niños es sus altos requerimientos de nutrientes en relación a la cantidad, mucho menor, de energía que necesitan.
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Como consecuencia, diversos estudios han puesto de manifiesto que, mientras el peso de los más pequeños se incrementa, también lo hace la frecuencia con la que estos sufren carencias de nutrientes esenciales. El resultado de todo ello no es, ni más ni menos, que un fuerte impacto en su crecimiento, salud mental y emocional y bienestar tanto a corto como largo plazo.
Los hábitos nutricionales cada vez se alejan más de la dieta mediterránea cuyos beneficios sobre la salud están más quecomida-chatarra-3 demostrados. De esta manera, en la mayoría de las casas el consumo de cereales integrales, legumbres, frutas, verduras y hortalizas está descendiendo vertiginosamente. Al mismo tiempo, está incrementándose la presencia en la alimentación de derivados cárnicos altamente procesados, productos de bollería industrial, snacks azucarados…
El resultado es una alteración del perfil calórico de la dieta, excesivo consumo de grasas saturadas, proteínas de origen animal y sal y déficit de fibra, ácidos grasos omega 3 y diferentes vitaminas y minerales.
Hay que tener en cuenta que la etapa infantil constituye uno de los puntos más clave para la adquisición de unos hábitos alimenticios saludables cuya repercusión en la edad adulta es de vital importancia.
En este proceso, tanto el entorno familiar como los comedores escolares, los educadores, los profesionales sanitarios y la publicidad son esenciales en la adquisición de estos hábitos.
Una vez se conocen cuales son los principales problemas de la alimentación de los niños, algunas de las principales recomendaciones son las siguientes:

  • Es fundamental que los niños colaboren en las tareas relacionadas con su alimentación: hacer la compra, elaborar los menús semanales e incluso preparar los alimentos.

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  • Es importante respetar su hambre y su sed así como crear un ambiente adecuado y tranquilo entorno a las comidas. No siempre resulta beneficioso comer y beber a todas horas o en cualquier lugar o ambiente. Además, hay que tener en cuenta que hay edades en las que el crecimiento se ralentiza. Por ello, la falta de hambre no es ni más ni menos que una respuesta a una bajada de las necesidades del niño.

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  • Resulta útil organizar las tomas para que realicen entre cuatro y cinco comidas al día con un aporte adecuado en cada una de ellas. Así, una buena merienda, completa y saludable, nos puede reducir las ganas de chuches a la salida del cole.metodo_frutas_verduras_2
  • A la hora de preparar las comidas es importante cuidar el tamaño de las raciones y emplear técnicas de cocinado más saludables como la plancha, el horno, vapor, wok, hervido… Aún así, todas estas técnicas han de servirnos para obtener menús que no sólo les sean saludables sino también organolépticamente atractivos.
  • Reducir la presencia en casa de productos poco beneficiosos (bollería, salsas, embutidos, refrescos…) nos ayudará a que su consumo sea menor. De la misma manera, pero con objetivo inverso podemos poner a su disposición una amplia variedad de frutas, verduras y hortalizas de diferentes colores y formas que favorezcan sus ganas de consumirlas. Así estaremos ayudando a que alcancen la reconocida ingesta de cinco raciones diarias.

 

  • La correcta hidratación de los niños juega un papel esencial en su salud. Para aportársela, deben beber fundamentalmente agua relegando a un consumo muy ocasional los zumos y demás refrescos azucarados.

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  • A la hora de reducir el consumo de azúcares, grasas poco saludables y sal, es muy eficaz dar prevalencia a alimentos frescos y de temporada antes que a productos alimenticios cuya lista de ingredientes puede resultarnos, en el mejor de los casos, confusa.
  • Por todo ello, y de manera simplificada podemos decir que es imprescindible un aumento en el consumo de frutas, verduras, hortalizas, legumbres, carnes magras, pescados y huevos y un descenso de la utilización de productos procesados con alto contenido en grasas saturadas y trans, azúcares y sal.

En conclusión, en la etapa infantil deberemos tener muchísimo cuidado en la alimentación pero sabiendo que, si conseguimos que los niños desarrollen unos hábitos saludables, les estaremos creando un seguro de vida a largo plazo.

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