La liposucción es una técnica quirúrgica utilizada en cirugía estética para eliminar el exceso de tejido graso. Existen varios tipos de liposucción: húmeda, tumescente, con ultrasonidos y con láser.
Habitualmente se hace bajo anestesia general, pero también se puede realizar con anestesia local, dependiendo de la extensión de tejido que se va a tratar.
La cirugía consiste en introducir una cánula, que está conectada a un aspirador, por debajo de la dermis y mediante movimientos de vaivén se desprende el tejido graso que se va aspirando.
Cuidados postoperatorios.
Después de la intervención no se deben hacer esfuerzos, y siempre se ha de llevar una faja de compresión, con ella se facilita la correcta cicatrización de los tejidos. Normalmente el cirujano suele recomendar llevarla de uno a dos meses.
El paciente podrá volver a su actividad habitual en varios días. Eso sí, se recomienda no practicar deportes o actividades de alto impacto, ni realizar grandes esfuerzos durante las primeras seis u ocho semanas después de la intervención.
Las consecuencias habituales después de la intervención son:
- Hematomas locales que suelen desaparecer en dos o tres semanas dependiendo del tipo de intervención y la extensión de la misma.
- Dolores, durante pocos días, que son debidos al paso de la cánula entre los tejidos.
- Edema, es la acumulación de líquidos en el espacio intersticial, generados por la propia intervención. Se suele reabsorber en cuatro o seis semanas, pero puede llegar a persistir hasta los tres meses.
- Limitación en los movimientos. Debido al edema acumulado se puede restringir el rango de movimiento de alguna articulación cercana.
- Picores.
- Sensación de “acorchamiento”.
Todos estos síntomas van a ir remitiendo con el tiempo.
La importancia del drenaje linfático después de la liposucción:
Tras la intervención una forma de acelerar la reabsorción de edema y hematomas, y con ello disminuir el dolor y mejorar la movilidad, es el drenaje linfático. Ya sea aplicado de forma manual o con aparatos de presoterapia.
Con el drenaje linfático favorecemos la eliminación por vía linfática de restos de células y tejidos lesionados, así como el líquido acumulado en la zona correspondiente, lo que favorece el proceso reparador y curativo del organismo. A su vez el drenaje produce un efecto analgésico que ayuda al paciente y favorece el proceso de cicatrización. La aplicación del drenaje linfático después de la intervención ayudará a conseguir mejores resultados que si dejamos que el organismo responda por sí solo a la agresión de la cirugía.
El drenaje linfático consiste en la aplicación de presiones suaves en la zona intervenida a lo largo
de los conductos del sistema linfático y de los principales grupos de ganglios.
Ventajas del drenaje linfático manual y de la presoterapia.
Antes de iniciar el tratamiento se hace una evaluación del paciente para determinar qué tipo de técnica aplicamos. Las dos son técnicas aptas para el tratamiento de un edema post-liposucción, pero es cierto que cada una tiene una ligera ventaja con respecto a la otra.
En el caso de la presoterapia, es posible hacer un tratamiento más extenso en un tiempo más reducido, ya que con unos pantalones de presoterapia trabajamos las dos piernas al mismo tiempo, cosa que no
podemos hacer con el drenaje manual, donde invertimos el doble de tiempo para drenar primero una pierna y después la otra.
En el caso del drenaje linfático manual, la ventaja que tenemos frente la presoterapia es que podemos acceder a zonas más pequeñas y especificas, y drenar zonas que con la presoterapia no quedarían cubiertas. Nuestras manos son capaces de adaptarse a cualquier superficie de nuestro cuerpo.
La combinación de ambas técnicas sería el tratamiento mas completo.
Resultado final.
Los primeros resultados de la intervención se pueden empezar a ver a partir de los dos meses, pero el aspecto definitivo no se alcanzará hasta los seis meses.
Para obtener unos resultados óptimos siempre se han de seguir al pie de la letra las recomendaciones de los profesionales que atienden al paciente en su tratamiento: cirujanos, enfermeros, fisioterapeutas y técnicos estéticos.