Hay muchas páginas web con alguna dieta para curar el cáncer. Todos hemos oído alguna vez, que tal o cual alimento es capaz de curar el cáncer… pero, ¿qué hay de verdad en todo ello?.
Una dieta saludable, puede ayudar a prevenir el cáncer, pero en ningún caso, puede curarlo. Una alimentación saludable, puede prevenir muchas enfermedades crónicas e incluso el cáncer, pero en el caso de este último, desgraciadamente, no es posible curarlo simplemente con la dieta. Ahí es donde está la clave: prevenir, no es lo mismo que curar. Prevenimos el olor a sudor con desodorante, pero si aparece sólo se “cura” con agua y jabón.
El cáncer, se puede prevenir con una dieta sana, y evitando los comportamientos de riesgo como fumar, exponerse demasiado al sol sin protección… pero una vez que aparece, sólo hay que confiar en un oncólogo que es quien puede darnos un tratamiento eficaz.
Pero todavía hay por ahí, falsos gurús que transmiten la falsa creencia ce que una dieta puede curar el cáncer, y personas en su desesperada búsqueda de una cura para su enfermedad, siguen sus consejos. La dieta no hace milagros, y hay que tener muy claro cuáles son los riesgos que corremos al creer en falsos milagros a la hora de enfrentarse a una enfermedad tan grave como es el cáncer.
En la cura del cáncer, la dieta no hace magia ni milagrosEl seguir una dieta equilibrada, que contenga alimentos saludables, es indudablemente muy bueno para la salud, pero no es la clave para curar cualquier enfermedad.
Hay personas que en su búsqueda desesperada por encontrar una cura a sus dolencias, se ponen en manos de personas que, de forma consciente o no, no pueden ofrecer un tratamiento eficaz ante cualquier enfermedad.
En este sentido, un reciente estudio desvela que las “terapias dietéticas” figuran entre los tratamientos alternativos más utilizados por los enfermos de cáncer, que son unas de las más recomendadas por la “medicina alternativa”. En otra investigación se desveló que en 90% los herbolarios y tiendas de alimentación saludable, se aconsejó terapias alternativas para el cáncer de mama, de las cuales, el 50% sugirió vitaminas antioxidantes y selenio y el 25% una combinación de hierbas chinas.
Todo esto contrasta especialmente con que ninguno de los centros de tratamiento contra el cáncer mundialmente reputados, incluye la alimentación entre los tratamientos para curar el cáncer que ofrecen. En Estados Unidos, el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa (NCCAM), que es una de las máximas autoridades científicas en el campo de los enfoques alternativos para curar enfermedades, indica que ninguna de las terapias alternativas es útil para curar el cáncer o lograr su remisión. Eso incluye a “los productos naturales”, las “plantas medicinales”, los suplementos dietéticos y también a la acupuntura, el masaje o el yoga.
Pero no hace falta irse tan lejos. En España, la prestiguiosa Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) considera que l eficacia de los tratamientos alternativos no está demostrada, e insiste en que el “hecho de que en muchas ocasiones se emplee el término “natural” para describir productos o terapieas complementarias y alternativas, no significa que sean inocuas, es decir, que no hagan daño.
Por ejemplo, la AECC cita lo sproductos de herboristería o suplementos dietéticos que pueden interactuar con medicamentos que tratan el cáncer, además de generar efectos negativos para la salud. De hecho, analiza algunos productos com la adelfa, el cartílago de tiburón, la miel, el té con canela, el propóleo, la caléndula e incluso el veneno de escorpiún azul del Caribe, llegando a la conclusión de que no son útiles ni recomendables.
En cualquier caso, además de productos o sustancias como equinácea, lino, jenjibre o cardo mariano (ineficaces para curar esta enfermedad), hoy es fácil dar con libros, páginas webs o «terapeutas alternativos» que aseguran que una dieta determinada puede frenar o incluso revertir un tumor ya instaurado. Ninguna evidencia científica creíble sustenta dicha hipótesis, haga referencia a una dieta macrobiótica, a una dieta vegetariana o a una dieta «ecológica», tal y como justifica el AICR en su página web. No extraña, por tanto, que la AECC se posicione «en contra» de la prescripción de cualquier práctica (como es el caso de una «dieta») que se publicite como tratamiento para el cáncer sin contar con evidencia científica que lo sustente y la aprobación de los órganos competentes del Ministerio de Sanidad. Y si lo hace, es porque dicha práctica no está exenta de riesgos.
Hay personas que en su búsqueda desesperada por encontrar una cura a sus dolencias, se ponen en manos de personas que, de forma consciente o no, no pueden ofrecer un tratamiento eficaz ante cualquier enfermedad.
En este sentido, un reciente estudio desvela que las “terapias dietéticas” figuran entre los tratamientos alternativos más utilizados por los enfermos de cáncer, que son unas de las más recomendadas por la “medicina alternativa”. En otra investigación se desveló que en 90% los herbolarios y tiendas de alimentación saludable, se aconsejó terapias alternativas para el cáncer de mama, de las cuales, el 50% sugirió vitaminas antioxidantes y selenio y el 25% una combinación de hierbas chinas.
Todo esto contrasta especialmente con que ninguno de los centros de tratamiento contra el cáncer mundialmente reputados, incluye la alimentación entre los tratamientos para curar el cáncer que ofrecen. En Estados Unidos, el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa (NCCAM), que es una de las máximas autoridades científicas en el campo de los enfoques alternativos para curar enfermedades, indica que ninguna de las terapias alternativas es útil para curar el cáncer o lograr su remisión. Eso incluye a “los productos naturales”, las “plantas medicinales”, los suplementos dietéticos y también a la acupuntura, el masaje o el yoga.
Pero no hace falta irse tan lejos. En España, la prestiguiosa Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) considera que l eficacia de los tratamientos alternativos no está demostrada, e insiste en que el “hecho de que en muchas ocasiones se emplee el término “natural” para describir productos o terapieas complementarias y alternativas, no significa que sean inocuas, es decir, que no hagan daño.
Por ejemplo, la AECC cita lo sproductos de herboristería o suplementos dietéticos que pueden interactuar con medicamentos que tratan el cáncer, además de generar efectos negativos para la salud. De hecho, analiza algunos productos com la adelfa, el cartílago de tiburón, la miel, el té con canela, el propóleo, la caléndula e incluso el veneno de escorpiún azul del Caribe, llegando a la conclusión de que no son útiles ni recomendables.
En cualquier caso, además de productos o sustancias como equinácea, lino, jenjibre o cardo mariano (ineficaces para curar esta enfermedad), hoy es fácil dar con libros, páginas webs o «terapeutas alternativos» que aseguran que una dieta determinada puede frenar o incluso revertir un tumor ya instaurado. Ninguna evidencia científica creíble sustenta dicha hipótesis, haga referencia a una dieta macrobiótica, a una dieta vegetariana o a una dieta «ecológica», tal y como justifica el AICR en su página web. No extraña, por tanto, que la AECC se posicione «en contra» de la prescripción de cualquier práctica (como es el caso de una «dieta») que se publicite como tratamiento para el cáncer sin contar con evidencia científica que lo sustente y la aprobación de los órganos competentes del Ministerio de Sanidad. Y si lo hace, es porque dicha práctica no está exenta de riesgos.
Seis riesgos de creer que la alimentación cura el cáncer
Dar falsas y entusiastas esperanzas de curación a quien está sufriendo una gran carga emocional, como es el caso de un paciente con cáncer, es, además de antiético, contraproducente. Algunos de los posibles riesgos que sostienen la idea de que tratamiento del cáncer debe quedar en manos del oncólogo son los siguientes:
- Rechazar o postergar un tratamiento eficaz para el cáncer. Se produce, en muchas ocasiones, debido al miedo a los efectos secundarios que genera el tratamiento de esta enfermedad. No tiene sentido demorar una terapia que puede suponer la diferencia entre vivir o morir para aferrarse a una dieta que de ninguna manera curará el cáncer. La AECC se declara en contra «de los practicantes de medicina alternativa no probada científicamente que induzcan a los enfermos de cáncer a abandonar el tratamiento oncológico convencional sí probado por la ciencia».
- Generar una falsa sensación de seguridad. Cuando alguien cree que ciertos alimentos o complementos alimenticios son capaces de curar un cáncer, es posible que ello genere una cierta indulgencia con respecto a sus hábitos de salud. En una investigación se observó que tomar suplementos dietéticos se asocia a un incremento en el tabaquismo, debido a la errónea creencia de que tales suplementos protegen del cáncer.
- Fomentar un descrédito de la medicina tradicional. Muchos terapeutas alternativos aseguran que sus propuestas son más eficaces para curar el cáncer que las aconsejadas por los oncólogos. Nada más lejos de la realidad.
- Generar efectos adversos. Los consejos irresponsables en lo tocante a la salud (vengan en libros, páginas web, periódicos o en boca de un charlatán) no son un simple entretenimiento: pueden dañar a la salud. Por un lado, un análisis de los libros que promueven tratamientos alternativos para las enfermedades concluyó que pueden poner en riesgo la salud del lector. Por otro lado, los suplementos a base de plantas, muy utilizados como complemento de la «dieta curativa», pueden causar efectos adversos hepáticos, cardiovasculares o relacionados con el cáncer a causa de sus ingredientes o de un contaminante. Los productos dietéticos pueden incluso estar adulterados con sustancias peligrosas, según la Facultad de Medicina de Harvard.
- Interacciones indeseadas. La medicación anticancerosa puede interaccionar con los suplementos dietéticos, los complementos alimenticios o las «plantas medicinales» que suele incluir la «dieta» y ello puede tener consecuencias nefastas, según detallaron dos revisiones sistemáticas de la literatura publicadas en 2009 y 2012.
- Promover dietas desequilibradas. Si bien una buena dieta no cura el cáncer, una mala alimentación sí puede empeorar el pronóstico. Muchos de los cambios dietéticos se basan en «dietas milagro» que proponen cambios radicales de la alimentación, asociados a numerosos efectos adversos. Lo sensato es dejar que verdaderos profesionales de la dietética (dietistas-nutricionistas, mejor si tienen experiencia en tratar pacientes con cáncer) planifiquen la alimentación de un enfermo de cáncer, con unas características muy concretas, que deben adaptarse al estadio de la enfermedad.
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