ansiedad4 shutterstock_217644475Está demostrado que la dieta mediterránea influye en el ánimo y reduce el riesgo de depresión. Son las 5 de la tarde, ya han pasado algunas horas desde la hora de la comida y tienes un deseo voraz de comer algo. Y, por supuesto entre las elecciones más apetecibles no figura nada bajo en calorías. Al poco tiempo llegan los remordimientos, pero ya es tarde. No es hambre, lo que se busca en la comida, es otra cosa: satisfacer las emociones. La doctora Reina García-Closas lo conoce bien. “Se sienten fatal, pero no lo pueden evitar”. A media tarde aparece cierta ansiedad que traduce en algo inconsciente: las ganas de picotear. Sobre todo dulces, ya que son alimentos que aumentan el azúcar en sangre y la serotonina.

La serotonina es una hormona que nos va a hacer sentirnos bien momentáneamente. Lo que en un primer momento nos produce placer puede convertirse a través de un complejo sistema de neurotransmisores cerebrales y mecanismos de inflamación en tristeza y hasta en depresión. ansiedad3 shutterstock_110345243Los alimentos no aportan sólo nutrientes, sino que además expresan nuestras emociones más íntimas. Comer es uno de los placeres vitales y solemos elegir los que nos aportan más satisfacción. El estado de ánimo puede alterar nuestras elecciones alimentarias y viceversa: consumir determinados alimentos puede alterar en nuestro ánimo.

Está demostrado que la dieta mediterránea reduce el riesgo de depresión. En el polo opuesto, las personas con una alimentación occidental presentan más riesgos de deprimirse. Detrás de un buen número de personas con sobrepeso están las emociones. “Más del 40% de los pacientes con exceso de peso recurre a determinados alimentos para compensar emociones. Además, en los últimos años de crisis hemos visto cómo aumentaban los casos de obesidad vinculados a estrés, depresión o ansiedad”. Y de estos pacientes con un factor emocional clave en su peso, la mayoría son mujeres.
¿Y qué podemos hacer?

ansiedad1 shutterstock_214200310Hay que saber diferenciar cuándo se come por hambre o para calmar la ansiedad y “la ansiedad no puede calmarse a través de comida”. Lo primero es aprender a controlarla: beber un vaso de agua, y respirar tres veces con el abdomen, pero la ansiedad es un problema de base y las soluciones no son sencillas. El ejercicio, las técnicas de relajación, la acupuntura y cualquier cosa que nos tranquilice puede ayudar ¿y si seguimos comiendo? ansiedad5 shutterstock_226860427Entonces podemos elegir entre varias opciones: un yogur desnatado, un puñado de frutos secos naturales o una pieza de fruta entera. “Alimentos que te calmarán la ansiedad pero que no te van a hacer ganar peso ni te van a provocar un subidón de azúcar que en una hora bajará y te hará sentir peor”. 

Las personas que están rozando el sobrepeso son justamente las que más tendencia a comer tienen cuando están estresados. Al estar estresados segregamos corticoides y ciertas hormonas (entre ellas, la grelina) que nos inducen a escoger alimentos más apetitosos con más azúcares, grasas y sal. Son los alimentos de confort que sin tener hambre disminuyen nuestra percepción del estrés. El estrés también incrementa la insulina en sangre y esta hormona nos induce a comer más, a aprovechar mejor lo que comemos y a acumular más grasa.

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