Con motivo del pasado 19 de Octubre (Día Mundial contra el Cáncer de Mama), ahondaremos en la importancia de las conductas alimentarias y cómo parecen estar conectadas durante todo el proceso (diagnóstico, tratamiento y recuperación) del cáncer de mama.
Actualmente hay numerosos los estudios que asocian significativamente sobrepeso/obesidad con ciertos tipos de cáncer (entre ellos el cáncer de mama).
En España, el cáncer de mama es el más prevalente entre las mujeres y la primera causa de muerte por tumores malignos entre las mujeres y, teniendo en cuenta su elevada prevalencia en la sociedad actual, resulta indispensable profundizar en los estudios que cada día nos permiten conocer los factores de riesgo asociados al mismo.
Dentro de estos factores de riesgos destacaríamos:

  • Antecedentes familiares (historia familiar de cáncer de mama –> un alto porcentaje tiene patrón hereditario).
  • Edad de menarquia (regla); ya que la llegada de la misma está relacionada con un aumento de la adiposidad (grasa), que constituye un factor de riesgo en las mujeres, aumentando significativamente en población con sobrepeso/obesidad.
  • Factores hormonales  se cree que exposición prolongada a la acción de ciertas hormonas como los estrógenos e insulina (característicos en pacientes con obesidad) promueve ciertas neoplasias entre las que se encuentra el cáncer de mama.
  • Menopausia –> es una de las etapas críticas para la mujer, ya que los ovarios dejan de producir estrógenos y su síntesis dependería principalmente del tejido adiposo, por lo que aquellos tejidos más sensibles a su acción (como el mamario) quedarían más expuestos y con un mayor riesgo de desarrollar neoplasias.
  • Sedentarismo –> No mantener unas pauta de actividad física regular está relacionado con la disminución de la masa muscular y niveles bajos dela misma están asociados a una peor tolerancia al tratamiento de quimioterapia asociado a tratar el cáncer de mama, por lo que aumentaría los efectos adversos.
  • Sobrepeso/obesidad –> existe una clara relación entre la alimentación/dieta y el cáncer de mama. Estudios observacionales muestran un aumento del 33% de mortalidad en las pacientes obesas vs las no obesas. Esto podría estar relacionado con el exceso del tejido adiposo, que actúa promoviendo la proliferación celular tumoral y también un aumento de los estrógenos ya mencionados.

Es importante sin duda estudiar todos los posibles factores relacionados con esta enfermedad y, sin embargo, existen pocos estudios observacionales donde se haga una revisión de la evolución de los pacientes antes del cáncer (diagnóstico), durante el cáncer (tratamiento) y después del mismo.
Una vez llevado a cabo el diagnóstico, existe una probabilidad de aumentar el peso corporal total en pacientes tratados con quimioterapia vs los tratados con terapia hormonal. Esto puede deberse la apetencia desarrollada de los primeros por ciertos alimentos tales como carnes rojas, lácteos ricos en grasa y cereales; Sin embargo esto no parece darse en todos los casos, ya que hay cierto volumen de pacientes que desarrollan náuseas, vómitos, alteraciones del gusto y olfato, depresión y ansiedad, entre otras; lo que a su vez se relaciona con malnutrición, aumentando su morbilidad y haciéndolos más susceptibles a rechazar los tratamientos.
En definitiva, la pregunta sería ¿Cómo podemos mejorar el estado general de estos pacientes desde el punto de vista nutricional y así mejorar su estado general y respuesta al tratamiento contra el cáncer?
En primer lugar, siempre se debe de intentar abordar la terapia con el apoyo de un grupo multidisciplinar donde el equipo médico (oncólogos, radiólogos, patólogos y cirujanos) trabaje de forma conjunta con psicólogos y nutricionistas que den apoyo a lo largo de todo el tratamiento y resuelvan las posibles dudas y problemas presentados por los pacientes.
Además, un adecuado seguimiento nutricional personalizado en el paciente oncológico donde se intente evitar el desarrollo de aversiones, rechazos, ingestas excesivas o dietas poco equilibradas ayudaría a mejorar las cifras, tanto de déficit como de exceso nutricional y promovería la implantación de dietas equilibradas bajas en grasa, ricas en frutas y verduras, libres de azúcares simples y ultraprocesados, etc que conllevarían el mantenimiento del peso ideal así como de la regulación de la masa grasa y muscular, garantizando una mejoría de varios de los factores de riesgo asociados, dando lugar a una perspectiva más positiva del resultado final.

Loading