Falso. Existe la creencia generalizada de que el consumo de huevos aumenta el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular por su elevado contenido en colesterol. Sin embargo, a día de hoy, los resultados de numerosos estudios no han encontrado una asociación entre el consumo de este alimento con el riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad.
A pesar de que su consumo aumenta el colesterol malo (LDL), también eleva el bueno (HDL), no afectando, por tanto, al riesgo cardiovascular. De hecho, desde el punto de vista dietético, lo que más se relaciona con el aumento de las cifras de colesterol sérico es una elevada ingesta de grasa saturada. Además, el huevo por su contenido en proteínas de elevado valor biológico, su adecuado perfil lipídico y su contenido en colina, componentes antioxidantes, péptidos bioactivos y vitaminas A, B2, B6, B12, D y E, entre otros, juega un importante papel en el mantenimiento de un correcto estado de salud y en la prevención y desarrollo de diversas enfermedades crónicas como la degeneración macular asociada a la edad, las cataratas, la enfermedad cardiovascular, la hipertensión o el síndrome metabólico.
Por todo ello, lo más aconsejable sería eliminar de la dieta alimentos procesados ricos en grasa saturada (bollería, embutidos, etc), moderar los alimentos ricos en este tipo de grasa como las carnes grasas y no restringir el consumo de huevos.
En este sentido, ninguna de las actuales guías en alimentación limita el consumo de huevos semanal, siendo su inclusión en la dieta necesaria no sólo desde el punto de vista nutricional, sino también sanitario.
Por ello, tanto la población sana como las personas con factores de riesgo cardiovascular y enfermedad coronaria previa pueden consumir hasta un huevo al día sin temer por su salud cardiometabólica.