Uno de los pilares básicos para una vida saludable es una alimentación equilibrada, como la que se ha llevado desde tiempo inmemorial en los países mediterráneos, cuyos habitantes se encuentran entre los que viven más y tienen menos enfermedades.
Los últimos estudios demuestran que este estilo de alimentación reduce el riesgo cardiovascular, la principal causa de muerte en los países industrializados. Las frutas, verduras, legumbres y pescado, suplementadas con aceite de oliva virgen extra y/o frutos secos, se han mostrado muy eficaces a la hora de reducir los marcadores de riesgo cardiovascular: presión sanguínea, niveles de azúcar en sangre, perfil lipídico (triglicéridos y colesterol), además, reducen la inflamación, el estrés oxidativo, así como la acumulación de placa en la arteria carótida interna, según el estudio.
Aceite de Oliva
Posee la combinación adecuada de vitamina E y polifenoles, unos potentes agentes antioxidantes. Previene la arterioesclerosis y su consumo habitual reduce el colesterol. Recientes estudios lo relacionan con mejoras en la memoria y cierta protección contra la demencia vascular y el ictus. Los mayores beneficios se han observado en el aceite de oliva virgen extra. Su consumo ha de ser moderado porque es un alimento muy calórico.
La sangre es 83% agua, los músculos 75% y el cerebro 85%. Moriríamos antes de sed que de hambre. Hace funcionar los riñones, facilita el transporte de nutrientes por el organismo e hidrata la piel. Hay agua en frutas, verduras y en casi todas las comidas.
No hay bebida con más fama de antioxidante. Sus componentes son 25 veces más potentes que la vitamina C o D, lo que lo convierte en un verdadero elixir de la juventud. Estimula el sistema inmunológico, protege el corazón, las encías y los dientes.
Moras, frambuesas, arándanos…Mejor las más oscuras, pues contienen más carotenoides, un poderoso antioxidante. También son ricas en vitamina C, potasio, hierro y calcio. Estos frutos son una importante fuente de fibra y taninos, con acción astringente, y función protectora del sistema cardiovascular. Su contenido en melatonina frena la acción del proceso de envejecimiento.
Son pescados ricos en Omega 3, mejor de pequeño tamaño para evitar la contaminación con metales pesados. Ayudan a una mejora del perfil de los lípidos (aumento del colesterol bueno: HDL y control del malo: LDL). Protegen las arterias y el colesterol.
Son ricos en fibra, proteínas y tienen una potente acción antioxidante, por su contenido en vitamina E y en selenio. Ejercen una acción positiva sobre las grasas saturadas y protegen el corazón y las arterias. Debe tenerse en cuenta que son muy calóricos y pueden engordar. Se recomienda no comer más de 50 gramos al día y mejor solos que mal acompañados.
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