Esta semana me gustaría compartir en el Blog de IMEO un artículo del periódico “El País” que me resultó bastante interesante y, que quizás, si se siguen obteniendo buenos resultados de esta investigación, sería muy favorable en el futuro para el tratamiento de la obesidad.
Un biólogo ha demostrado que los ratones se contagian el sobrepeso
Un biólogo de 68 años que está intentando construir un híbrido entre ratón y humano, que ha demostrado que los roedores se pueden contagiar la obesidad comiendo las heces de otros y que lleva 20 años dirigiendo un grupo de rock duro llamado The Cellmates puede parecer el malo ideal de una película de James Bond. Pero Richard Flavell, un peso pesado de la biología molecular, no bebe Dom Pérignon del 56 como el Doctor No, sino agua de la máquina de la tercera planta del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y su proyecto no es destruir el mundo, sino salvar a sus habitantes de una epidemia de obesidad más devastadora que todos los cañones de rayos que haya ideado o esté por idear el género de espías. Escúchenle.
«Hemos descubierto en los últimos dos o tres años», dice, «que las bacterias del intestino tienen mucho que ver con nuestra salud. En ratones podemos forzar cambios en esa flora intestinal y obtener una forma infecciosa de la obesidad, la diabetes y el daño hepático, que son enfermedades que afectan a un 30% de la gente en los países occidentales, y que están creciendo en los países en desarrollo con los cambios en la dieta. Lo que comemos nos afecta a nosotros, pero también a las bacterias de nuestro intestino».
Flavell ha visitado Madrid para participar en los Distinguished seminars del CNIO. Su historial científico es apabullante y no cabe en un artículo como este. Baste decir que intervino, en sus años en Holanda, en el descubrimiento del carácter fragmentario de los genes humanos —donde las frases que tienen sentido aparecen entreveradas con segmentos incomprensibles, los intrones— y que lleva 30 años en uno de los laboratorios biológicos de élite, el Howard Hughes de la Universidad de Yale, produciendo una ciencia exquisita y orientada a aliviar el sufrimiento humano.
«Las bacterias que causan estas enfermedades moran junto al revestimiento interno del intestino, lo dañan y tienen la capacidad de atravesarlo, pasando al flujo sanguíneo«, explica. «Desde allí llegan al hígado y causan un caos, atrayendo a las citoquinas, u hormonas inmunitarias, y disparando una respuesta inflamatoria de las defensas que deteriora el tejido hepático y lo conduce a almacenar grasas; esto causa obesidad y diabetes por mecanismos que estamos intentando aclarar«.
Que la obesidad sea contagiosa, al estilo en que lo es el Ébola o la gripe, es el tipo de resultado que produce una justificada perplejidad, y requiere alguna explicación adicional. «La transferencia que hemos observado es por las heces —los ratones se las comen—, y eso es mucho más probable entre ratones que entre humanos, pero los estudios de población muestran que este tipo de procesos ocurren también en nuestra especie. Si identificamos las bacterias que causan estos daños se abrirían perspectivas deslumbrantes para la medicina. ¿Se imagina que conseguimos una vacuna contra la obesidad? Pues eso es lo que buscamos».
No contento con intentar salvar el mundo, Flavell lidera desde hace 20 años el grupo de rock The Cellmates, formado casi enteramente por científicos de primera línea. Este redactor no pudo oírle tocar la guitarra en esta visita, pero ya habrá nuevas ocasiones.
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