Los mariscos son, si no el plato estrella de las Navidades, uno de los más destacados. Por ello, y en previsión a que el consumo de estos alimentos aumenta notablemente durante estas fechas, la AECOSAN (La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) ha lanzado hace unos días unas recomendaciones al respecto.
En concreto, advierten de que las cabezas de estos alimentos son ricas en cadmio, un metal pesado con efecto tóxico para el ser humano por lo que su consumo excesivo y prolongado en el tiempo puede tener consecuencias para nuestra salud.
Pero entonces, ¿Ya no podremos disfrutar de este manjar estas fiestas? La respuesta es sí.
En efecto, el cadmio es un metal pesado presente en la corteza terrestre junto con otros minerales como el cobre, el plomo o el cinc y en vertidos industriales, fertilizantes o abonos. A través de estas vías llega al aire, agua o a la tierra desde donde pasa a los alimentos. En concreto, aunque la alerta hace referencia a los mariscos, el cadmio también está presente en los patés, las setas, el cacao o los cereales.
El peligro del cadmio radica en que se acumula en el hígado y en los riñones durante un tiempo prolongado pudiendo provocarnos problemas como disfunción renal, descalcificación ósea, problemas de fertilidad, alteraciones del sistema inmune o cáncer.
A pesar de que todo esto es real y parece muy alarmante, no podemos dejar de tener en cuenta que, por un lado, nuestro cuerpo tiene mecanismos para reducir este peligro (por ejemplo, la absorción de cadmio a nivel intestinal es muy baja) y que la legislación pone límites para que los alimentos que consumimos no superen ciertas cantidades de dicho metal.
Además, en el caso del marisco la advertencia se centra fundamentalmente en su carne oscura, es decir, la de la cabeza de las gambas o langostinos y el cuerpo de cangrejos y bueyes de mar puesto que en el resto del cuerpo la concentración del metal es muy baja.
Por todo ello, no pasa nada porque estas Navidades haya un plato de gambones o langostinos en nuestra mesa, lo importante es, como casi siempre, la moderación en su consumo ya que tendríamos que chupar muchas cabezas de gambas o comernos muchos cangrejos para sufrir los efectos del cadmio en nuestra salud.