Es importante aclarar que la grasa es necesaria para el organismo ya que es una buena fuente de energía, vitaminas liposolubles y ácidos grasos esenciales y que ésta debe consumirse en cantidades moderadas. A pesar de que la grasa es uno de los nutrientes con peor fama en las dietas de la población, y de las de adelgazamiento en particular, diferentes estudios han encontrado que la dieta de la población española es rica en grasa, especialmente en grasa saturada.
Existe la creencia bastante extendida de que el aceite de oliva no engorda y que se puede tomar en las cantidades que se quiera. Sin embargo, cabe aclarar que el aceite de oliva aporta la misma cantidad de energía que cualquier otro aceite (9 kcal/g), por lo tanto su consumo debe ser moderado. Lo que sí es cierto, es que el consumo de aceite de oliva debe prevalecer sobre el de otros aceites (coco o palma), mantecas y mantequillas por su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados y sustancias antioxidantes, y su papel protector frente al riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular.
Según las Guías Alimentarias, se admite que hasta el 30% de la energía total provenga de las grasas, y hasta un 35% si la mayor parte de la grasa que se consume es aceite de oliva.
La grasa vegetal no tiene porqué ser mejor que la grasa animal. Hay que mirar cual es la composición de las diferentes grasas para poder afirmar que un tipo de grasa es mejor que otra.
En ocasiones, se piensa sólo en el aceite de oliva o de girasol como únicas grasas de origen vegetal, pero también existen otras grasas vegetales (como el aceite de coco, palma y palmiste) muy utilizadas por la industria alimentaria con un alto contenido en ácidos grasos saturados, cuya ingesta excesiva se ha relacionado con efectos negativos para la salud cardiovascular.
De forma general, como consumidores, cuando encontremos un alimento en el que se indique que ha sido elaborado con “grasa vegetal” sin especificar qué tipo de grasa contiene, deberíamos desconfiar de ese producto, puesto que con mucha probabilidad ese alimento habrá sido elaborado con aceite de coco o palma. Si el alimento en cuestión hubiera sido elaborado con aceite de oliva lo pondría de forma muy visible en el etiquetado.
Por otra parte, algunos alimentos de origen animal contienen grasa de buena calidad, con un elevado contenido en ácidos grasos monoinsaturados (jamón serrano) y grasos poliinsaturados (salmón, atún, bonito, caballa, etc.) con efectos positivos para la salud cardiovascular. Además, los lácteos o los huevos también tienen un perfil de grasas muy favorables desde el punto de vista sanitario.

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