Ya entrados en el mes de Enero y después del roscón de Reyes, todos queremos empezar con nuestra dieta o «ponernos a plan». Tanto es así que en IMEO llevamos 3 días, muy agradecidos, sin parar de trabajar.
Sin embargo, las dietas milagro también entran en juego y suponen un peligro para los pacientes, no solo por la pérdida de peso, sino porque pueden afectar a nuestra salud. Desafortunadamente, podemos encontrarlas facilmente en internet o toparnos con «no profesionales» que nos recomienden pautas dietéticas nada adecuadas, ni para perder peso, ni para estar sanos. Pero, si yo soy un paciente buscando soluciones a mi peso y estado de salud, ¿cómo identifico estas dietas? que por supuesto debo evitar.

  1. Normalmente, como ya hemos mencionado, son recomendadas por «no profesionales» de la «no salud» y que por tanto, no se identifican como sanitarios o directamente no encontramos mención de quien ha elaborado esa dieta. Siempre que queramos seguir un plan nutricional de cambio de hábitos debemos recurrir a profesionales de la salud (nutricionistas, dietistas, médicos especialistas en nutrición, endocrinos etc.)
  2. Suelen ser dietas muy restrictivas, algunas solo incluyen líquidos y caldos, otras incluyen algún alimento proteico pero en pequeña cantidad.
  3. Muchas son monodietas, es decir, dietas basadas en comer solo uno o dos alimentos a lo largo de varias semanas.
  4. Muchas recomiendan el consumo de suplementos, que consideramos que son seguros, pero pueden no ser adecuados a lo que necesita ese paciente en particular.
  5. Pueden recomendar ayunos muy prolongados sin ningún tipo de seguimiento o control por parte de un profesional de la salud.
  6. Evidentemente no trabajan de manera adecuada y personalizada sobre los hábitos alimenticios de cada paciente en particular.
  7. Logicamente suelen conllevar el famoso «efecto rebote» que no es otra cosa que la recuperación del peso que no se ha perdido de la forma adecuada. Cuando reducimos el peso corporal, ésta disminución debe ser en base a masa grasa. Si nos alimentamos incorrectamente perderemos masa muscular y esto hará que en cuanto volvamos a comer «normal» o mal de nuevo (nadie soporta comer manzana y zumos eternamente) recuperemos el peso de nuevo.

Cualquier pauta de alimentación saludable debe ser personalizada, para trabajar sobre los hábitos de cada paciente. Además, se debe trabajar desde un punto de vista global: hábitos de vida saludables, ejercicio, sueño, ansiedad etc. para conseguir cambios en el paciente que nos aseguren el cambio de hábitos y por tanto el mantenimiento de la pérdida de peso a largo plazo.

 
 

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