El agua cómo todos sabemos, es un nutriente fundamental que cumple importantes funciones en el organismo, como son; el transporte de nutrientes, eliminación de productos de desecho, regulación de la temperatura corporal y a su vez, posee cualidades estructurales y lubricantes.
Ahora que empiezan a subir las temperaturas y el calorcito, corremos el riesgo de tener mayores pérdidas de agua. Para evitarlo debemos reponer estas pérdidas con el objetivo de mantener un nivel de hidratación adecuado en nuestro organismo y un buen estado de salud; no sólo mediante las bebidas, sino también mediante la alimentación.
De la cantidad total de agua que requiere el cuerpo, hay que tener en cuenta que, un 20-30% proviene de los alimentos, y el 70-80% de las bebidas. Por ello, es muy importante leer la información nutricional de las bebidas refrescantes, y a su vez la cantidad de calorías que aportan las mismas.
¿Cómo saber cuáles son las adecuadas?
Son las que tienen más de un 80% y menos de 50 mEq/l de sal.
Los requerimientos de agua para mujeres y hombres adultos están alrededor de los 2-2,5L/día, pero en función de su estado fisiológico, la actividad física y las condiciones ambientales de cada momento estos requerimientos puedes estar aumentados o disminuidos, ya que por ejemplo la pérdida de líquidos en el organismo al realizar ejercicio físico en ambientes calurosos puede superar valores de más de un litro por hora.
Además hay que tener en cuenta que existen grupos de población más vulnerables, como son los niños, mujeres embarazadas y ancianos.
La deshidratación puede llegar a afectar al estado de ánimo, disminuye el rendimiento físico (sobre todo el aeróbico), y en las habilidades cognitivas como son la coordinación visual motora, la atención y la memoria a corto plazo. Además, al aumentar la ingesta de agua y líquidos en personas con dolores de cabeza muy rutinarios (y con más razón en personas que no llegan a las cantidades diarias recomendadas) podrían disminuir los episodios.
Así que…..¡¡¡¡BEBE AGUA!!!!!