shutterstock_136245188Los fármacos adelgazantes pueden ser una gran ayuda si lo que necesitas es perder peso. Una molécula sintética que imita a una hormona natural llamada incretina, es capaz de producir una reducción de peso y diabetes tanto en monos como en seres humanos.
Las incretinas son una serie de hormonas que se producen en el intestino como respuesta a la ingesta de alimentos. Su efecto más importante es la producción de insulina por parte del páncreas y la disminución de los niveles de glucosa en sangre.
Brian Finan y su equipo de investigadores del Centro Helmoholtz de Munich, junto a otros colegas de Estados Unidos y Suecia han obtenido muy buenos resultados en un estudio realizado con 53 personas que padecen obesidad y diabetes. Tan buenos que tras la publicación del estudio en la revista Science dedicada a las investigaciones tiene muchas posibilidades de convertirse en una inmediata aplicación clínica.
La esperanza de vida en los países occidentales ha ido subiendo considerablemente, pero no es una noticia tan buena como podría parecer. Esa prolongación se ha obtenido poniendo “parches” para prolongar la salud de los pacientes que han sufrido un ataque cardíaco y que rara vez devuelven al paciente la calidad de vida que tenía antes.
Los cardiólogos, oncólogos y neurólogos, conocen una metodología mucho más eficaz y revolucionaria para prolongar la vida de las personas: mantenerse delgado. Lo malo de esa opción, es que eso suele acarrear privarse de comer algunas cosas y por lo visto hay quien prefiere el infarto, el cáncer o la enfermedad neurogenerativa a mantener los kilos a raya realizando una dieta adecuada y saludable.
Esta es, en el fondo, la razón por la que el investigador de Big Pharma se ha centrado en los fármacos adelgazantes.
La cuestión va mucho más allá de la estética (aunque la estética de por sí, podría generar un buen mercado). La obesidad y el sobrepeso son la verdadera bestia negra de la medicina contemporánea y son la causa directa del desorden metabólico y la diabetes que son los principales desencadenantes del infarto, el ictus, muchos cánceres y enfermedades neurogenerativas.
La multinacional Hoffmann-La Roche que se encuentra en la ciudad suiza de Basilea, cuenta con nueve de los 33 autores de este nuevo trabajo sobre las incretinas.
La gestión de la obesidad y sus consecuencias, especialmente la diabetes de tipo 2 (la que surge en el adulto como consecuencia de los excesos en la ingesta), mediante campañas para cambiar el estilo de vida suele fracasar por varias razones”, dicen Finan y sus colegas. “Las intervenciones terapéuticas poco invasivas se necesitan con urgencia”. Las incretinas son el fundamento de una de estas estrategias. Y a juzgar por los últimos resultados, una de las más prometedoras.
La clave de la innovación de los científicos centroeuropeos es una molécula mestiza que ha sido capaz de encarnar lo mejor de dos mundos, o de las dos principales incretinas: la GLP (péptido similar al glucagón) y la GIP (polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa). Nombres horribles, pero que quizá tengamos que acabar memorizando. Ojalá.

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