Un estudio revela que el consumo EXCESIVO de refrescos de cola provoca arritmia y desmayos.
Ingerir grandes cantidades de cola o de otros refrescos gaseosos, puede causar desmayos y latidos irregulares del corazón (arritmia) o al menos eso es lo que sostienen los investigadores responsables de este estudio.
La alarma surgió cuando una mujer de 31 años, ingresó en el hospital en Mónaco, después de desmayarse y presentar problemas agudos de corazón. Ello hizo que en la reunión de la Asociación Europea del Ritmo del Corazón que se celebró en Atenas (Grecia), al exponer casos extraños, se centraran en el caso de esta mujer.
Los análisis de sangre, demostraron que esta mujer tenía niveles extremadamente bajos de potasio, mientras que una prueba eléctrica de su corazón, desveló que tenía una enfermedad llamada Síndrome de QT largo, que puede provocar latidos irregulares, según los investigadores Naima Zarque y Nadir Saoudi del Centro Hospitalario Princesa Gracia de Mónaco.
La paciente dijo que ninguno de sus familiares tenían ninguna enfermedad cardíaca, y ella no tenía malos hábitos tampoco, salvo beber al día dos litros de refrescos de cola desde que tenía 15 años. Inmediatamente se le retiró esta bebida y tras sólo una semana, los niveles de potasio y la actividad eléctrica del corazón volvieron a la normalidad.
Al analizar su caso, Zarqane y Saoudi explican que el consumo abusivo de refrescos de cola, resulta en un exceso de agua en los intestinos que a su vez conduce a la diarrea y pérdida de potasio. Las altas cantidades de cafeína también pueden aumentar la producción de orina y reducir la reabsorción de potasio que juega un papel indispensable en la coordinación de los latidos cardíacos.
Pero… ¿qué hace a los refrescos de cola tan dañinos?.
El ingrediente más peligroso es el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), que dificulta la absorción del agua en el sistema digestivo. Además otras investigaciones dicen que también perjudica al hígado y provoca picos de glucosa en sangre de manera mucho más intensa que el azúcar habitual.
Minuto a minuto, ¿qué pasa en nuestro organismo cuando bebemos un refresco de cola?.
Es indispensable examinar las reacciones químicas dentro de nuestro cuerpo para ver cómo nos afectan sus ingredientes.
Inmediatamente después de beber una lata de cola, no vomitamos ya que el ácido fosfórico suprime el efecto del azúcar. Sin embargo a los 10 minutos, las 10 cucharaditas de azúcar que contiene, golpearan nuestro cuerpo haciendo que el nivel de azúcar suba rápidamente. (Según las recomendaciones de los nutricionistas, la cantidad de azúcar no debe superar el 10 o 15% de la cantidad total de hidratos de carbono ingeridos por día)
A los 20 minutos, el alto nivel de azúcar en sangre, provoca un pico importante en el nivel de insulina y el hígado convierte ese exceso de azúcar en grasa.
A los 40 minutos, la cafeína ya se ha absorbido completamente. Las pupilas se dilatan, la presión arterial aumenta y el hígado convierte las reservas de glucógeno en azúcar trasladándolo de forma muy brusca a la sangre. En un intento de poder aprovechar esa glucosa, el páncreas, produce una cantidad grande de insulina. La hipoglucemia, provoca mareos y la sensación de hambre. Los receptores de adenosina se bloquean impidiendo que se produzca somnolencia.
A los 45 minutos, el organismo aumenta la producción de dopamina que es un neurotransmisor que estimula el centro del placer, causando el mismo efecto que tiene la heroína en el cerebro.
A los 60 minutos de haber ingerido una lata de refresco de cola, el ácido fosfórico, se asocia con el calcio, magnesio y zinc en el intestino, acelerando el metabolismo. Todo este proceso se combina con unas grandes dosis de azúcar que aumenta el proceso de “lavado” de calcio a través de la orina. La cafeína, gracias a sus propiedades diuréticas, hace que se produzca más orina, pero disueltos en ella van el calcio que se asoció con el ácido fosfórico, junto con electrolitos, sodio, zinc, magnesio y agua. Comienza entonces el síndrome de abstinencia o “mono” provocando irritabilidad y apatía.
Todo el agua que contenía la lata de cola abandona el cuerpo sin aportar el más mínimo beneficio, pero llevándose consigo, parte del calcio, magnesio, zinc y sodio que hubiésemos asimilado con los alimentos que hayamos ingerido.