En cualquier caso, se recomienda que el niño sea amamantado como mínimo entre 6 y 12 meses, y si es posible extender aún más este período, ya que la leche materna contiene todos los nutrientes necesarios para el desarrollo en la primera infancia.
Excepto el flúor y la vitamina D (en ausencia de luz del sol), la leche humana sola provee las vitaminas, sales minerales, carbohidratos, grasas y proteínas necesarias para el crecimiento y desarrollo normal durante el inicio de la infancia. Puede ser necesario darle vitamina D y hierro antes de los 6 meses de edad en grupos seleccionados de niños (vitamina para niños cuyas madres presentan deficiencia de vitamina D, común entre practicantes de la dieta vegana, o para los niños que no tienen una adecuada exposición a la luz solar; hierro para aquellos que tienen bajos depósitos de hierro o anemia.
A pesar de que las dietas pobres en grasa y colesterol son ampliamente recomendadas a los adultos, no son apropiadas para los niños menores de dos años de edad. “Los niños no son adultos pequeños”, dice el Dietary Guidelines for Infants. Las exigencias nutricionales son mayoresdurante la infancia que durante cualquier otro período. Los niños necesitan grasa en las dietas para su crecimiento y desarrollo normal, al igual que hierro, calcio, magnesio y zinc, presentes en frutas, vegetales y granos. No se debe exagerar en los alimentos ricos en fibra, porque son pobres en calorías e interfieren en la absorción de estos nutrientes. Los azúcares también deben ser moderados, en especial en función de las caries, aunque puedan ser evitadas con una ingestión adecuada de flúor. De cualquier forma, se deben evitar los alimentos endulzados artificialmente (edulcorantes), porque carecen de las calorías necesarias para el crecimiento del bebé. También se debe evitar el exceso de sal, a pesar de que aumente el sabor de algunos alimentos.
De acuerdo con la American Heart Association, la American Câncer Society, el National Cholesterol Education Program y el Comité para Dieta y Salud del National Research Council, a menos que los vegetarianos estrictos elijan un equilibrio apropiado de alimentos, corren el riesgo de diversas deficiencias, especialmente de vitamina B12, presente solamente en alimentos de origen animal y en un número muy limitado de alimentos especialmente enriquecidos. “Por lo tanto, sería recomendable que los adeptos a una dieta vegana tomen suplementos de vitamina B12 recetados por un médico, principalmente las mujeres que están dando de mamar”, explica el Comité para Dieta y Salud.
La restricción total de alimentos de origen animal también causa deficiencias de riboflavina, calcio, hierro y aminoácidos esenciales, como lisina e metionina. “Los niños, principalmente cuando no están expuestos a la luz solar, corren también el riesgo de tener deficiencia de vitamina D, que puede causar raquitismo secundario”, explican los organismos internacionales, que también aclaran que los veganos pueden presentar falta de zinc, porque el ácido fítico de los granos integrales se une al zinc y hay poco zinc en las frutas y vegetales. Además, se han detectado bajos niveles de ferritina en sangre (una medida sensible del estado de almacenamiento de hierro) en los adeptos a las dietas ovolactovegetarianas.
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