El estudio genético de Obesidad es la clave para adelgazar más rápido y no recuperar el peso perdido.
La obesidad, no es sólo cuestión de unos hábitos alimenticios poco saludables y una vida sedentaria. En muchos de los casos, podemos encontrar factores genéticos que influyen de manera muy importante en el desarrollo de la enfermedad, y que deben de ser estudiados, diagnosticados y tratados por un especialista.
La obesidad, en muchas ocasiones, tiene una base genética, con lo que, como ocurre en todas las enfermedades genéticas, si alguno de los progenitores o familiares, la padece hay un riesgo muy elevado de padecerla en un futuro también a no ser que cuidemos mucho los hábitos en la infancia y adolescencia.
La causa genética más común de esta predisposición suele ser una alteración en determinados genes que controlan el apetito. A veces, las personas obesas, comen sin control, porque siempre tienen hambre, al igual que todos conocemos alguna persona que dice que come porque tiene que comer, pero que nunca tiene hambre, hay otras personas que aunque estén comiendo todo el día, nunca dejan de sentir hambre.
Y esto se debe a algún fallo en el mecanismo que controla el apetito. La responsable del control del apetito entre otras cosas es la Leptina.
La leptina, es una hormona que se produce principalmente en los adipocitos y que actúa como lipostato. Es decir, regula la cantidad de grasa que debe de haber en el organismo: cuando la cantidad de grasa almacenada en los adipocitos aumenta, se libera leptina en el flujo sanguíneo que constituye una señal de que el cuerpo tiene bastantes reservas y que debe inhibir el apetito. Cuando aumenta la masa de tejido adiposo más allá del punto de equilibrio, aumenta la síntesis (fabricación) de leptina por lo que se estimulan varios efectos en el hipotálamo: disminución del apetito y aumento del gasto energético aumentando la tasa de metabolismo basal y la temperatura corporal además de la modificación del punto de equilibrio hormonal para reducir la lipogénesis (producción de grasas) y aumentar la lipolisis (uso de la grasa acumulada del tejido adiposo para conseguir energía) en el tejido adiposo subcutáneo.
En algunas personas obesas, este sistema no funciona adecuadamente y les cuesta mucho trabajo controlar el hambre y la ansiedad que les produce hacer dieta. Su organismo no da la señal de quemar grasa para obtener energía y además siempre tienen sensación de hambre, o la tienen mucho más frecuentemente que el resto del as personas. Por eso es tan importante realizar un test genético, para ofrecer la ayuda necesaria a personas que tienen este problema a que puedan adelgazar. Se puede paliar el efecto de los genes que predisponen a la obesidad modificando de forma personalizada las pautas alimenticias y hábitos relacionados con el deporte para conseguir una pérdida de peso progresiva y saludable hasta dejar atrás la obesidad de la forma más eficiente posible.
En IMEO disponemos de un área dedicada exclusivamente a estudiar y analizar las características personales del paciente, para afinar posteriormente en el tratamiento personalizado de sus problemas de sobrepeso u obesidad.
Contamos con especialistas en Biotecnología Genética y Nutrigenómica, no sólo para evaluar los resultados de ADN de nuestros pacientes, sino también para incidir directamente en las predisposiciones existentes a través de la modificación de determinados cambios en los hábitos de vida.
La sensación de hambre, la tendencia a comer entre comidas, la dificultad para utilizar la grasa como fuente de energía… éstos datos y muchos más que a continuación le detallaremos, nos proporcionan la información necesaria para saber cómo funciona la maquinaria del cuerpo y:
- Entender su metabolismo.
- Ajustar el balance nutricional de su alimentación.
- Alcanzar su peso saludable.
- Obtener el máximo rendimiento y beneficio de una u otra actividad física.
- Comprender las tendencias de su comportamiento hacia la comida.
Pídanos información sin compromiso y déjenos ayudarle a perder peso y ganar salud.