Con motivo de la celebración, el pasado 17 de noviembre, del Día Mundial del bebé prematuro aprovechamos para hablar de la importancia de la lactancia materna y de la alimentación de la madre en estos bebés.
Cuando una familia decide tener un bebé no suele ponerse en la situación de que éste pueda ser un bebé prematuro. Normalmente focalizamos un parto a término y sin complicaciones, que es lo más natural, tampoco vamos a colocarnos a nosotros mismos en el más complicado de los escenarios.
Sin embargo, un 7% de los bebés en España son prematuros y aunque hoy en día la mayoría salen adelante con paciencia y mucho cariño vamos a centrarnos en la importancia de la lactancia materna y la alimentación de la madre en esta dura etapa.
La leche materna, junto con la alimentación parenteral en los casos en que sea necesaria, es el mejor alimento por su composición única para cada bebé en función de sus necesidades, una mejor biodisponibilidad de sus nutrientes, y la presencia de inmunogobulinas, enzimas y factores de crecimiento. Favorecer el contacto piel con piel del bebé prematuro y la mamá fomentará un inicio exitoso de la lactancia materna, al igual que en los bebés nacidos a término. Sin embargo, si por falta de fuerza o capacidad de succión nuestro bebé prematuro aun no “sabe mamar”, se recomendará a la madre la extracción de leche materna para favorecer el mantenimiento de la lactancia y la correcta nutrición del bebé.
Por otro lado, una correcta alimentación de la madre en el postparto es crucial para su salud y para el mantenimiento de la lactancia. El postparto es una etapa dura para la madre, para la cual muchas veces no estamos preparadas ni física ni psicológicamente. Una correcta nutrición y cuidado de hábitos saludables como la higiene y el descanso son fundamentales para el bienestar de la madre. La ayuda de nuestro medio (pareja, personal sanitario, familia cercana) es fundamental en esta etapa que resulta tan demandante para la madre, y más aun si nuestro bebé es prematuro.
La madre debe aumentar su ingesta calórica en unas 500 Kcal. para la producción diaria y constante de leche materna. Este incremento calórico debe realizarse en base a alimentos y nutrientes de calidad. Es importante cuidar la ingesta de minerales como el calcio (lácteos naturales, verduras de hoja verde, frutos secos, pescados pequeños) y de hierro (carnes, pescados y mariscos, huevos) que debemos reponer tras las pérdidas del parto. Además nuestra ingesta de vitaminas hidrosolubles y liposolubles influirá en la composición de nuestra leche, al igual que el tipo de grasa que ingiramos. Por tanto, es importante tomar grasas de calidad (aceite de oliva, pescado azul, frutos secos naturales, aguacate) y llevar una dieta variada y equilibrada que garantice un correcto aporte de vitaminas a la madre y a su bebé.
Cuídate para poder cuidar. Una correcta alimentación es fundamental en esta etapa de la vida, si lo necesitas consulta con tu nutricionista y notarás como cuidando lo que comes te encuentras mucho mejor.