Este año está siendo especialmente duro para quienes sufren alergias e incluso para aquellos que no las habían padecido nunca.
El cambio climático ha llevado a temperaturas invernales más templadas de lo habitual y a escasez de lluvias. A esto une un aumento en la contaminación atmosférica y un exceso de higiene en las sociedades desarrolladas formando un cocktail nada beneficioso para los alérgicos.
¿Por qué se produce una alergia?
Nuestro sistema inmunitario es el encargado de protegernos frente a aquellos organismos externos que nos puedan causar algún daño (virus, bacterias, hongos…) e incluso contra células que podrían llegar a desarrollarse dando lugar a un proceso tumoral. Cuando la sensibilidad de este se ve alterada y detecta como nocivas sustancias que realmente no lo son desencadenando contra ellas todo el mecanismo de defensa, decimos que se está produciendo una reacción alérgica. alimentos-contra-la-alergia-01
Sus consecuencias pueden ser muy variadas: desde leves como picores o rojeces en la piel hasta muy graves como el choque anafiláctico pasando por otras intermedias como la rinitis.
Aunque estas patologías tienen cierto componente genético, en los últimos años se ha confirmado que se puede reducir su impacto. Además, los beneficios serán mayores  si se actúa sobre los lactantes y niños pequeños.
Qué podemos hacer para evitar o minimizar sus efectos:
Evita entrar en contacto con los alérgenos aunque sea en pequeñas cantidades.
Ingiere 5 raciones al día de frutas y verduras. Estas te aportarán agua, vitaminas, minerales y antioxidantes. Procura optar por hortalizas de colores intensos como los tomates, los pimientos o las zanahorias y verduras de hoja verde oscuro como las acelgas o las espinacas. Las ricas en vitamina C como la cebolla, por su contenido en quercitina, ayudarán a reducir los niveles de histamina. También el ajo tiene un elevado poder desintoxicante y descongestivo.contacto-distribuidor-de-fruta-y-verdura
Reduce el consumo de alimentos de origen industrial, especialmente los más procesados y elaborados con colorantes y conservantes artificiales. La gran mayoría de ellos contienen glutamato monosódico que exacerba las reacciones alérgicas.
Reduce el consumo de café, tés y chocolate por su efecto excitante.
Toma diariamente alimentos ricos en ácidos grasos omega 3. Estos regulan la producción de postaglandinas inflamatorias reduciendo así la inflamación y mejorando síntomas propios de las alergias como el asma, los eccemas o la urticaria…
Evita el sobrepeso, puesto que se ha visto que aquellas personas que lo redujeron experimentaron una mejoría en sus alergias.
El selenio es otro mineral que puede resultar de utilidad. Su poder antioxidante ayuda a combatir el asma y los daños tisulares causados tras la reacción. Aparece en las nueces, el atún y los mariscos.
El regaliz, por su contenido en glicirrina ayuda también a reducir la inflamación.
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Aumenta el consumo de luteína y zeaxantina. Estos dos dos pigmentos son de color amarillento y aparecen fundamentalmente en la yema de huevo y el maíz. Su ingesta adecuada retrasa la aparición de rinitis.
Los probióticos pueden ayudarnos también a mantener sana la mucosa digestiva. De esta manera, dificulta el paso de los alérgenos al torrente sanguíneo y el desencadenamiento de la reacción alérgica.
La L-glutamina (presente fundamentalmente en alimentos de origen animal) y la quercitina (cebolla, manzana, avena, espinacas y ajo), también ayudan a mantener la barrera intestinal en buen estado. Así, consigue reducir o evitar la permeabilidad.

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